Tú, en tu infinita
sabiduría,
decidiste cavar una
trinchera
y comenzar una guerra
Aconsejada por el
rencor
te rodeaste de sicarios,
francotiradores
y asesinos de la cola
del pan
Como en el amor y la
guerra
todo vale
te olvidaste
de las reglas de
compromiso
disparaste a gente
desarmada
inventaste
conspiraciones
armas de destrucción
masiva
y demás cortinas de
humo
con las que justificar
las mentiras en los
oídos
de tus milicianos
Como en todas las
guerras
enfrentaste
hermanos contra
hermanos
dañaste familias
provocaste heridas
difíciles de cerrar
y así, fuiste ganando
batallas
Yo, en mi bendita
ignorancia
nunca cogí las armas
aunque a veces
fui maqui en los montes
Cicatricé las heridas
disparé balas de
silencio
y aunque sufrí daños
colaterales
pasado el tiempo
decidí perdonarte
Y ahí querida
fue cuando yo
te gané la guerra.
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