miércoles, 19 de noviembre de 2014

PAYASO



La (mi) vida es un circo de tres pistas

Una pequeña, llena a rebosar, de gente
que sueña con actuar, algún día,
en la pista central

La segunda, algo más grande,
está reservada, casi en exclusiva,
a los lanzadores de cuchillos
que amenazan a los de abajo
y protegen a los de arriba

La tercera, la pista principal,
la esencia del mayor espectáculo del mundo
país y gobierno de prestidigitadores
expertos en hacer desaparecer todo

La (mí) vida es un circo de tres pistas

Por eso aprendí a ser funambulista
a buscar el equilibrio
sobre la cuerda floja
del día a día
Me acostumbré a tragar sables
a dormir sobre camas de clavos
y soportar el dolor
para seguir adelante
Me doctoré en el trapecio
para arriesgarme sin red
a prestar mi corazón
y mis hombros
a vidas ajenas
Contra todo pronóstico
me convertí en un experimentado
domador de fieras
Incluso, aunque parezca increíble,
me matriculo todas las mañanas
en cursos rápidos de maquillaje
y me coloco la nariz de payaso
para intentar arrancarle
una sonrisa
al mundo

Pero de vez en cuando
me entra pánico escénico
me crecen los enanos
y caminar sobre la cuerda floja
me provoca vértigo


De vez en cuando
mi garganta supura bilis
y a mí espalda le vendría bien
reposar sobre una cama blanda
y dormir, doce horas, del tirón

De vez en cuando
vendría bien saber
que sí falla el trapecio
tendré manos que impedirán
que me estrelle contra el suelo

De cuando en vez
sería relajante vivir con la sensación
de que sí uno guarda el látigo
no será devorado por las fieras

Porque de vez en cuando,
hay días,
que apetece no tener que ocultarse
tras el maquillaje
días en que ejercer de payaso
no tiene ni puta gracia

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