miércoles, 19 de noviembre de 2014

VASOS COMUNICANTES



Le regalo mi último cigarro a ese mendigo
Que, por cierto, está más triste
desde que le quitaron sus perros
El mendigo, entre caladas,
piropea a la rubia teñida:
 “gracias por alegrarme la vista”
La rubia llega sonriendo a su trabajo
y le sirve, de gorra, dos cafés para llevar
a ese bombero tan atractivo
que no se atreve a llevársela a su cama.
El bombero de mejor humor
decide objetar del policía
que le exige ejecutar la orden de desahucio
de la última víctima del sistema.
El policía frustrado paga su rabia
con el conductor malhumorado
que aprieta el claxon con desesperación
sabiendo, que no llegara a la cita con su amante.
La amante cansada de esperar
sale a airearse los pensamientos
y hace una llamada a esa amiga
que actúa de confesionario
Su amiga atiende la llamada
desde la cafetería donde se encuentra,
olvidándose, por completo, del pequeño infante
que a gritos reclama su atención
El escándalo del pequeño Belcebú
llama la atención de la clientela
y entre ellos una preciosa adolescente
pega su cara a la del niño
y le saca su lengua de nube de algodón
consiguiendo que el diablo se calle.
La joven se gira hacia mí
y me lanza un beso cómplice
mientras yo me pierdo en  sus preciosos ojos grises.
Salgo a la calle con el ego henchido
y  le regalo mi último cigarro a ese mendigo
que, por cierto, está más triste
desde que le quitaron sus perros

1 comentario: